jueves, 3 de septiembre de 2009

Cuatro Engaños

Millones en Costa Rica somos aficionados al futbol, a la Sele, a cantar ¡oeeee oeeee ticos! Y a la emoción del gol vivido desde la gradería. Pero la venta de las entradas del partido contra México se convirtió para muchos en un engaño por partida cuádruple.

Primer engaño. El 29 de junio la Federación de Futbol sacó a la venta solo 11.000 entradas, porque las otras 7.000 (casi el 40%) estaban comprometidas para patrocinadores, aficionados mexicanos y arrendatarios de palco. Y para colmo, al mediodía de ese lunes ya no quedaba ni una.

Segundo engaño. Aunque en el Banco Nacional de Costa Rica y en la página electrónica de Special Ticket aseguraron que solo se podían vender seis entradas por transacción, en las afueras del Ricardo Saprissa se agolpaban los revendedores con los rollos continuos de entradas. ¿Cómo ellos si tenían más de seis? ¿Quién se las vendió? ¿Hubo mordida? ¿Por qué hasta ahora nadie me ha explicado nada?

Y siga sumando. La venta loca y sin control de las entradas obligó a los aficionados a pagar montos extraordinarios por una localidad: ¢30.000 por una entrada de platea norte que valía ¢10.000 originalmente.

Tercero. La semana pasada se destapa la duplicación de entradas, así que quienes compraron en reventa por el desorden con el que se vendieron las entradas no tenían la garantía de tener un tiquete original en la billetera.

Para entonces, el comprador honrado se ve obligado a hacer filas de largas horas, otra vez convocado por la Fedefutbol, para cambiar su entrada por una nueva, rosadita y supuestamente con todos los requisitos de seguridad.

El cuarto. Lo que ahora ya es inaudito es que ayer Special Ticket diga que le devolverá el dinero a aquellos aficionados que no puedan entrar al estadio el próximo sábado, aún cuando tengan la nueva entrada.

¿Entonces para qué se cambió el color de los tiquetes? ¿Siguen siendo igual de inseguras? ¿Siguen siendo igual de duplicables?

¿Por qué Special Ticket no aclara cómo se “duplicaron” las entradas y ahora nos consuelan con devolvernos la platita?

Ahora la Policía tendrá que “comerse el chicharrón el sábado”, cuando decenas de aficionados molestos se queden vestidos y alborotados en las puertas del estadio. Y quiera Dios que no haya violencia. Y mientras tanto, la Federación bien callada. Cuatro engaños y contando.

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