martes, 8 de septiembre de 2009

En sus brazos, pereció



Con un grito amargo decía "¿Por qué ella y yo no? ¿Por qué llevarte un alma tan pura y hermosa? Te maldigo, te maldigo con todas mis fuerzas". Estas fueron las últimas palabras que entre gritos y sollozos escuchó, ya que ella apenas podía moverse y pronunciar palabra.


Fué un amanecer perfecto, él la despertó con un tierno beso, como siempre solía hacer, y ella ensimismada en su mundo onírico, continuaba durmiendo con tal placidez que parecía estar inmersa dentro de un océano de agua tibia y dulce. El aire estaba turbio, era caliente pero a la vez cuando la brisa se despedía, el entorno recobraba ese aroma fresco que peculiarizaba aquellos amaneceres junto a él.


Después, partieron hacia al bosque, aquel donde forjaron sus alianzas y donde prometieron amarse hasta consumirse. Prometía ser un día perfecto, encantador, como todos los que pasaba a su lado..Pero no fué así, no se pudo consumar aquel día. Ya que mientras paseaban abrazados mientras el sol se ponía, mientras charlaban tiernamente, algo paró su corazón, algo hizo que éste dejara de latir, algo tan impetuoso que hizo que ella se desplomara cual torre golpeada. Nunca entendió porque se marchó así, tan rápidamente. No entendía como amando y siendo amada, podía sentir ese frío..ese frío que la hizo desaparecer..


Quizás, habia concluido su goce aquí, había sido feliz cada día y ahora le tocaba otra misión.


..La de esperarlo...

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