
Igual que una cicatriz afea un rostro hermoso, la palabra grosera rebaja al hombre más inteligente.
Y peor todavía si al hablar caemos en la murmuración; entonces sí que podríamos decir aquello de Sócrates: “ Conócete a ti mismo ".
Y no olvidemos tampoco lo que decía Pascal. " SI LOS HOMBRES SUPIERAN LO QUE UNOS DICEN DE OTROS, NO HABRÍA EN EL MUNDO CUATRO AMIGOS SIQUIERA".
Es una acertada conducta la de hablar poco, midiendo nuestras palabras, teniendo muy en cuenta el sabio consejo de Séneca: " Jamás me pesó haber callado, pero sí haber hablado".
Por eso que no se pueda decir de nosotros que nuestra lengua sea o pueda ser la universidad de maldades.
Y, ahora Un chiste (malo) sobre un niño locuaz (Demasiada comunicación)
Un padre aburrido de su pequeño de nueve años, comenta con su esposa:
- ¡Qué pesado es este niño!, ¡no para de hablar!
- Menos mal que dentro de poco sera adolescente y ya no podremos comunicarnos con él...
No hay comentarios:
Publicar un comentario