lunes, 12 de octubre de 2009

Rosa


Hay un lugar en el tiempo y el espacio
donde las rosas no tienen aroma.
Ha sido extraviado,
ha sido hurtado.
Todo el mundo reclama el acto
de barbarie
contra la existencia.

El universo se siente culpable.
Lo resiente tanto
que se culpa a sí mismo.

La soberbia se atraganta,
la envidia se autoflagela,
el odio seduce al cáncer,
la compasión se embriaga
al tiempo que la fé
es violada por la Muerte,
por única vez impaciente
ante el llamado de la piedad.

Todas las calamidades
han encontrado su destino,
ahora que la belleza se agota,
ahora que la belleza
también es hurtada,
y por ello
desean morir.

Y todo porque tus ojos
guardan la fragancia de la rosa.

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