lunes, 18 de enero de 2010

El no poder compartir ese sentimiento


El amor no correspondido es tan legítimo como otros tipos de amor. Lo que sucede es que hay que asimilarlo así, como algo que permanece en uno y no puede ser compartido. Es el derecho a amar aunque no sea amado, aunque viva hasta nuestra muerte como una pequeña llama que no se apaga nunca.

Pero quizás el amor no correspondido se valida cuando ese ser que despierta nuestros sentimientos conoce lo que nos pasa, cuando acepta el desafío de ser amado aunque no puede (o no quiere) responder al llamado del corazón.

Sin duda es una experiencia algo tortuosa y compleja que nos permite crecer. En términos poéticos, el amor no correspondido puede considerarse la forma más perfecta del amor, ya que se constituye en fuente permanente de inspiración, por su imposibilidad constitutiva de encontrar satisfacción por parte del objeto amado.

Todos hemos pasado en algún momento de la vida por esas sensaciones que hablan de nuestra forma de ser, de una autentica necesidad vital que va más allá de las palabras. De un proceso interno que se aloja en nuestra mente y que nos hace humanos. ¿Qué sería la vida si no experimentamos el amor, aunque sea no correspondido?.

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